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Yoritomo
escribió una
carta a Masako,
su esposa,
y mandó con
urgencia un
correo a Izu. |
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Yoritomo,
precedido por
el sacerdote
sintoista
subió al pabellón
de Tsurugaoka.
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Yoritomo
se acercó
al arroyo
que iba de
estanque en
estanque,
se lavó las
manos. |
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Todos los
espíritus
de la arboleda
de la montaña
de Tsurugaoka
lanzaron el grito
de guerra.
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“Nunca pensé
dirigirme a
Tsurugaoka
para rogar
por la derrota
de los Heike...”
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